EL
enamoró mi alma dormida,
enamoró a la mujer
que necesitaba calor.
EL
enamoró mis letras cansadas,
enamoró a mi ser interior.
EL
enamoró con su presencia
a mi espíritu errante,
llegó a cobijarme
con un poco de amor.
Solo su mano
tan suave y tan tersa,
encendió esa llama
que en mí ya brilló.
Me deja en la nada,
soy solo una flor
que se comenzó a deshojar.
Es el mismo viento
el que lo trajo,
ese que hoy
se lo comenzó a llevar.
Vuela muy alto,
mi hombre hermoso,
que yo con mi vuelo
nunca te podré alcanzar.
YOLANDA BARRY.