¡Ahora lleno de sabiduría
y gran experiencia,
que los años te fueron regalando!
¡Regio y de mirada triste,
que me mira con orgullo y adoración!
¡Mi querido viejo!
Que eres ejemplo a seguir;
sólo puedo abrazarte y decir gracias.
¡Hoy sólo sombra de lo que fuiste!
Nada queda de ese hombre de gran garbo,
solo un ser encorvado y de mirada melancólica,
esperando el ocaso de su final.
¡Gracias por la enseñanza!
Que me diste sin renegar,
por todo ese amor que supiste cosechar,
a pesar de las largas ausencias que la vida te obligo.
¡Hoy ese orgullo aun lado quedo!
Tu triste mirar sólo clama amor.
¡Gracias mi viejo y mi ejemplo a seguir!
Orgullo andando, tu rostro sereno
y tu pelo blanco símbolo eterno,
de la sabiduría y experiencia,
que la vida en recompensa,
en herencia de vida:
¡soy yo!