Ella era el Sol
brillando sobrela tumba de nuestras esperanzas y sueños tan frágiles.
El era la Luna
pintándote
con su resplandor tan vulnerable y pálido.
Ella era el viento, portando
todos los problemas y miedos que durante años intentó olvidar.
El era el fuego, inquieto y salvaje
y tú fuiste como una polilla hacia esa llama.
El pacto hereje más allá de lo divino.
Rezar a un dios que está sordo y ciego.
La última noche el alma arde.
Tres pequeñas palabras y una pregunta: ¿Por qué?