Como ladrón al acecho, llegas sigiloso, silencioso
Persistente, menoscabas las seguridades
De todo sentimiento, creando ansiedades.
Te posesionas de mis tiempos
De mis convicciones.
Entras en los laberintos de mi alma
Intentas rescatarla del dolor, del sufrimiento
Pero te pongo frenos con los ojos cerrados
Diciéndote ¡No! por miedo a lo que puede ser o no ser.
Pero insistes y sigues avanzando
Y has construido en mi corazón un tambo
Para desde ahí armar una emboscada.
Has formado un fuerte en las riberas de mi alma
Y las arenas de mi playa son tu campo de batalla.
Me miras de lejos y tus pasos te acercan hasta mi mirada.
Intentas tomarme prisionera,
pero voluntariamente me entrego a tus cuidados.
Seduces mis silencios, acaricias mis nostalgias
Y me entrego al embeleso de tus dulces palabras.
¡Voluntariamente soy tu prisionera!