De la oficina
El honrado reloj de la oficina
vio los besos del jefe y la empleada,
las apuestas del fútbol, la ensalada
del obeso que apenas ya camina.
Vio a los cómplices tras de la cortina,
luego supo de la bóveda asaltada,
del injusto despido, de la inflada
remesa del corrupto y su sordina.
También al bueno vio en su gris rutina,
sintió la ausencia de la jubilada
y al nuevo sonreír sin ver su ruina.
Y entonces se detuvo cual si nada,
ninguno lo notó y se vaticina
que no hay más tiempo ya de nostalgiada.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
10 09 12