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Buen amor
que un eclipse me ha borrado,
Buen amor
que en la calma me desnudas arrancando confesiones,
también a mí marcó la vida con horribles cicatrices…
Sé de angustia, dolor y miedo;
sé de frustraciones, abandono y decepción;
sé de incertidumbre, desvelo, inseguridad y traición.
También a mí se me han roto los proyectos,
he tenido que rehacerlos, renovarlos,
volver a comenzar.
He inventado caminos para cruzar el bosque,
puentes para burlar el abismo.
He creído injusta la verdad por su rudeza.
He saboreado el mar de su amargura abriendo estelas en mi rostro.
También fui cobarde, mezquina y egoísta al entregar;
alguna vez esperé lo inmerecido.
Pero a veces,
sin posibilidad de redención,
cuando empiezo a entender
y sólo Dios acude en mi auxilio,
me permito la esperanza:
ansío, espero, confío,
le hago honor a la ilusión
y vuelvo a creer en el azul,
así, como creo en ti,
en quien eres tú,
en el que no quieres ser,
en el que puedes ser.
Por eso, aunque me lastime tu perdón de caballero,
por todo el magnetismo de tu hombría,
Buen amor
que nunca fuiste,
permíteme rogarte que existas
así como te sé.