descubrí en tus pupilas desgastadas
una honda pena tan llena de rabia
dolor que clama tantas de tantas llagas
heridas de siglos sin suerte tan clara.
te llaman la muerte y se esconden al verte
no hay espacio ni puerta que cierre tu paso
sin gloria sin suerte , te llaman santa muerte,
no huyo a la soledad que encierra tu mano.
mundo de antaño que un día hubiese pisado
quedando roido durmiendo en mi pasado,
soy el mismo que tu mano había tomado,
no fue mi plazo, ni mi tiempo habia llegado.
vi a lo lejos tu silueta y tu guadaña
media vuelta diste sin decirme nada,
sin articular palabra en tu quijada callada
no hubo risas ni miradas tan francas,
cuantas veces te veo en pasos sin marcha,
cuantas veces te he visto llevar la carga.
no temo a la soledad de tus ojos
no temo al eco de tus palabras sin habla,
no temo a tu mano sin tacto y extraña,
solo al manto que guarda mi alma.
autor. Adolfo Casas.