Entro en el jardín de mi Amada Alicia.
El aroma de las puntas en flor
embriaga mis sentidos de un ardor...,
que enajena el don de tal primicia.
Oh flores que hartan de sed mi caricia,
derramada en la piel de tal candor,
suavizando el delicado fervor
de pétalos erectos -qué delicia-.
Brilla la rosa en medio del jardín,
desparrama un perfume tan alzado
que desmayo a la sombra del olor...
Prisionero entre montes de jazmín,
dichoso está mi pecho enamorado,
bañado de su río en el rumor...
-salvador-