Cuando los años pasan...
se aleja la esperanza de la vida,
llorando por un firmamento teñido de arrugas y lamentos
sin la ilusión de un retorno a la lozanía del crepúsculo.
Cuando los años pasan...
se quedan en el horizonte
las ansias de tocar la luz de las estrellas
que quedaron presas en la orilla.
Cuando los años pasan...
pasa el niño brillando como escarcha derramada
por las ondas sonoras del espacio,
para mirar su rostro reflejado
en la oscuridad de un tiempo
marchito en la espesura del barro.
Cuando los años pasan...
ronda un misterio de espuma
por la mente cierta de alborozo y fuerza matutina,
para entender al final de sus andanzas
la realidad que desgasta a la soberbia
y acentúa en su mirar el lento paso vespertino.
Cuando los años pasan...
se despierta en la mente del roble
la semilla dormida en el tiempo
de soledades y tumultos pasajeros,
para perpetuar en sus raíces marchitas
la noche perenne de un árbol caído.
Cuando los años pasan...
inevitablemente pasan por los años,
bandadas de palomas mensajeras
sellando el recuerdo de otras
que anunciaron el principio y el fin de una jornada
cuando los años pasan.
Leo Henry