Día de lluvia de hermoso parecer
De nerviosismo desbordante y el
Miedo de proceder…
Deliciosa lluvia, como pocas
En los días,
Mirando de repente
A mi ilusión prohibida…
Pero jamás tan cerca como
La había imaginado,
Pues con cada paso se acrecienta
El deseo de acariciar tu mano…
Y qué más da que el destino
Al cruzar nuestros caminos
Haya actuado tan soez
Si a pesar de ser prohibido
Sabe tan dulce como la miel…
El deseo de saber tu nombre
Por fin se ha desvanecido,
Al escuchar la gloria
En tu ternura de voz,
Con una simple palabra
Encendiste
Un fuego enardecido
Fuego que se convierte,
En una enorme pasión…
Un simple nombre, una traviesa mirada
Una ternura, tan firme como el roble,
Y el enorme gusto, de alegrar la mañana…
Por ello y aunque rodeado de lluvia
-Y cientos de nubes grises-
Hoy mis pasos siguen felices,
Al darle finalmente nombre a tu hermosura…
Y en el calor de la llama
Sin extinguir la hoguera,
Como lo hermoso en la flama,
Brillas, como luz de primavera…
Por ello te agradezco –honestamente-
Este torrente de emociones,
-Como un embravecido mar-
Y darle finalmente nombre;
A la bella dama, a la que aspiro a amar…
Arturo Domínguez. –Derechos Reservados-