Yo no he nacido para amarte,
ni tú para quererme,
tú no has crecido bajo los brazos de mi sombra,
ni yo bajo el sonido de tus besos.
Yo no he buscado mirar por tus ojos,
ni tú has ansiado dormir a mi lado.
Tú tampoco has adornado tus cuadernos con mi nombre,
ni yo te he buscado en la soledad de mi alma.
Yo no soy el escueto pasajero de tus alas,
ni tú te has soslayado al sonido de mis versos,
tú no te has aprendido siquiera mi nombre,
ni yo he repasado en la inmortalidad el tuyo.
...Pero aquí estamos:
Coincidiendo en el momento,
besándonos afanosamente,
aferrándonos a la oportunidad,
intentándolo.
Para que no se nos escape esa flecha que lleva por nombre:
Semilla de amor...
©ricardo_felipe
Un soñador sin mucha estirpe