Qué podría pedirte,
que Tú ya no me diéras.
Algo de humildad,
ser popular
en tiémpos de escuela.
La mirada dulce,
la sonrisa cómplice
que la hacían tan bella.
El niño que está contigo,
y que aún me desvela.
La ciencia que no aprendí
pese a Tus esfuerzos
y a la fé de la abuela.
Si todo lo sábes,
conóces mis penas.
Díme porque llóro,
mientras busco en la playa,
un castillo de arena.