Sentir el rose de tu piel
codiciaba.
El calor de tus manos mimando mi espalda
apetecía.
Al fin en tu pundonor
pude amarte.
despues de tantos requiebros
fuiste mía y yo de tí.
Mis ojos
maravillados quedaron
al contemplarte vestida de Eva.
Tus encantos oscilaron
ante mis calores.
Te miré, y mi vista al bañar tu desnudez
te contempló,
cual inocente mariposa seducida.
Navegamos por senderos
embriagadores,
mitigando nuestro carnal apetito.
Apagando el fuego
que consumía nuestros cuerpos.
A dúo, balbuciamos vocablos confusos,
voces ambiguas
llenas de celo se escuchaban.
Desfallecidos quedamos, formando un solo uno
en sopor maravilloso.
Sumidos en letargo celestial.
Sin decier palabra alguna ( no era preciso)
nuestros ojos dialogaron,
satisfechos de haber conjugado
el verbo amar.
bambam