Hay angustia en los labios, cuando cantan o imploran,
en los labios que olvidan, y en los labios que BESAN,
y en la angustia, ¡oh destino! se buscan y se hermanan
los labios que blasfeman y los labios que rezan.
Hay angustia en los ojos, si miran con desprecio;
hay angustia en los ojos si mira con amor,
y en la angustia se aunan los ojos que dominan
y los humildes ojos que miran con temor.
Hay angustia en las manos que esperan la llegada,
y en las ausentes manos cansadas de sufrir
y en la angustia se estrechan las manos llenas de oro
con las manos que matan para poder vivir.
El amor es angustia, el dolor su poema
la virtud que buscamos es la angustia escondida;
es angustia la noche que quiere ser aurora
y la muerte es la angustia suprema de la vida.