La oscuridad se echaba encima,
se movían las cortinas al paso del viento
haciéndome sentir las variaciones
de la angustia y la ansiedad.
Me quedaba viendo el techo
y se reflejaban lamparones
de agua seca…
..se había calmado la lluvia,
aún sentía temblores y escalofríos
de pies a cabeza.
Colgamos en las ramas de los árboles
los sueños,
como si fueran semillas
con la esperanza de darnos frutos
y nos fuimos durmiendo.
ahora en que llegó la humedad
de mis ojos a su punto más alto,
sobre esos meses que han pasado,
que nos hería el aire,
y nuestros ojos se llenaban de polvo
al desprender la fruta,
que aún lo llevo en mi boca.
… un sabor de fruta amarga
que te enseña a vivir callado por dentro
cortando diálogos en perfecto silencio.
¡paralizada¡
sin encender la luz,
con miedo de enfrentarse a lo real.
Aprendes a vivir en silencio,
porque aún siendo un buen día...
...¡también se termina!