Háblame amor,
aunque pienses que ya no te escucho,
de las cigarras dormidas bajo los abrojos
esperando la lira de tus labios,
dime si conoces ese hilo de plata
que la magia del caracol ha dejado
colgado en mis mañanas,
entramando un verso nuevo que
arranque destellos a mis despertares grises.
Hablame de la voz del viento y
de la sal, allá en las alturas nortinas,
muestrame la estrella mañanera
que guia tus locuras hacia el precipicio,
el vuelo del ave atardecida
en los trigales de mi otoñada,
al sur del mundo.
de mi otoñada, al sur del mundo.
Dime si aún sueñas la araucaria
naciendo jubilosa en mis jardínes.
Háblame corazón, de la piel gastada
de esperar al final del día,
deambulando arenas solitarias,
cansada de pedirle a la nada,
el beso hambriento de mi boca.
cuéntame donde quedó aquella ala veloz,
que sobrevolava el cielo de mi patria .
Hablame amor .
Alejandrina.