Un día la conocí, entre la aglomeración
varios rostros aparecieron en mi camino
su carita de ángel atrajo a mi corazón
su bella alma cambio mi destino.
Un día la vi pasar, caminando con serenidad
lo delicado de cada movimiento, era verla danzar
y pude darme cuenta que pasaba en realidad
con cada detalle me empezó a enamorar.
Un día la vi sonreír, y entendí la felicidad
de su alegría mi corazón se logro alimentar
y su compasión me enseño la hermandad
cuando mi alma se perdía sin poder volar.
Un día fue mi amiga, trayendo luz a mi vida
llenando los vacios que había dejado el dolor
sus palabras de aliento evitaban la caída
su simple compañía ahuyentaba el temor.
Un día la vi llorar, me agobiaba la tristeza
y al sentir el dolor que había en su alma
la sangre era ardiente amarga y espesa
pues de su felicidad dependía mi calma.
Un día comprendí, que sentía por ella
mi corazón rebosaba de amor y admiración
perdido en sus ojos brillantes como estrella
aprendí lo que es la verdadera inspiración.
Un día yo soñé, con todo lo imposible
la tuve entre mis brazos la eternidad
pero al comprender lo que era visible
puse los pies de nuevo en la realidad.
Un día confesé, lo que gritaba el corazón
desafié al mundo para decir la verdad
resulto en mi eterna y amarga desilusión
pero mi espíritu al fin conoció la libertad.
Un día deberé partir, sin mirar atrás
sintiendo que mi alma se quiebra un poco más
la perdí y ahora pierdo toda paz
pero aun así cada día la quiero aun más.
Un día de dolor, es el que vivo ahora
un día de desgracia que no va a terminar
pues tu compañía es lo que mi alma añora
así como mi amor por ti jamás va a terminar.