Ni tan solo una de las estrellas del azul nocturno
Ni tan solo uno de los rayos del misterioso sol
Ni tan solo una de las lunas del infinito cosmos
Bastarían para regarle a tu corazón enamorado.
Si en la hora de tu anochecida piel me duermo
Si en la hora de la alborada de tus miradas despierto
Si en la hora en que los labios dejan de ser huérfanos
Si es la misma hora en que crucemos juntos el universo.
Porque se amalgaman los te quieres entre besos,
Porque se funden los te amo inspirados entre cuerpos
Porque a la hora del la entrega ya existen nuevos astros
Porque el amor subsistirá en lo inmenso de unos versos.
Intima declaración vertida en la cauda de un cometa
Por si a otro astro tú algún día partieras,
O en los haces de un sol enviaría mis querellas
O en esa explosión cósmica del génesis eterno.
Porque amarte con mis venas sulfurantes,
Y el amarte es encontrar las causas suficientes
Porque amarte es hallar la fuerza de mis sueños.
Porque amarte es más que dar la vida en instantes.
Porque a pesar de la misma gravedad de Newton
Mi amor se rinde a la atracción de tu energía,
Y en mi sangre blanca hierve la melancolía
Por disparar los genes en tu maravilloso vientre.
Y entonces se que los protones de mi cuerpo
Van en busca de esos electrones de tu boca
Y las leyes mendelianas al azahar se confabulan
A la hora del mismísimo misterio de la vida.
Y se escuchan los acordes de los suspiros
Murmurándose en el lecho a los oídos, primoras
Las comuniones mutuas de amarnos todavía,
Con la fuerza de los Dioses y mortales amorosos.