aby1982

Siempre prohibido, siempre deseado.

Eres un capitulo pasado y secreto de mi vida,

siempre prohibido, siempre deseado,

hombre al que nunca anhele haber amado

despertar de mis pasiones, de ti siempre agradecida.

 

Cuando te conocí, jamás te importó como lucía,

como a mí tampoco me importaba que amor me profesaran,

pues tan solo buscaba que de mi cuerpo se ocuparan

y fuiste bálsamo de la fiebre que mi cuerpo padecía.

 

Hoy me basta cerrar los ojos para volver a sentir,

tus labios recorriendo cada parte de mi ser,

emergiendo por primera vez en mi cuerpo placer

descubriendo contigo esa parte que precisaba vivir.

 

Emocionante era esperar la hora del encuentro,

sentía como una revolución en mi cuerpo se producía

tan solo imaginando lo que en unos momentos sucedería,

cuando te volvías un oasis en medio de mi desierto.

 

Fue tu boca traviesa  la que me enseño a besar,

Fuiste tú el primero en probar de mis labios su sabor,

las primeras brazas que a mi cuerpo dieron calor,

la causa por la que mis entrañas se comenzaron a mojar.

 

Mis pechos gozaban con tu tacto y tus caricias,

alebrestándose con tu lengua voraz y traviesa

que me hacía sentir que giraba mi cabeza,

mientras luchaba por detener tus manos recias.

 

Me desnude ante ti, sin sentir remordimiento,

quería desesperadamente ante tus ojos revelarme,

para que decidieras al fin el siguiente movimiento.

antes de que mi conciencia me volviera cobarde.

 

Contemple admirada la firmeza y el color de  tu mástil,

figura primera que ante mis ojos claramente tenía,

y mi tacto impaciente para apreciarlo se volvió ágil

acabando con las curiosidades que hace tiempo sentía.

 

 

Manipulaste mi cuerpo a tu gusto y a tu antojo,

exhalar cerca de mi ombligo era tu mejor fechoría,

acción que transformaba mi alma y como animal resurgía,

y tu tan solo la timabas y rondabas provocando su enojo.

 

Exploraste mis montes, llanuras y montañas con arrojo,

provocaste en mi viña, la brisa, la tempestad y la hoguera

y aún así nunca concedí entregarte a quien guardaba prisionera

ni tu quisiste aventurarte a romper de mi puerta el cerrojo.

 

Años han transcurrido de estas aventuras hoy recordadas

en tu vida y la mía muchas cosas y personas han pasado,

pero  aún conservo  en mi recuerdo esas escenas tatuadas,

y el anhelo que un día vagues donde ya no hay puertas cerradas

aunque hoy como ayer, sigues siendo…  siempre prohibido, siempre deseado.