Y que será de la existencia de un Olvido
o de la falta de memoria obligatoria como
cuestión justificada e imposible (desamor)
cuando en cada súplica de cien o mil intentos,
intentos por segundo o por minuto
pero igual, no más ni menos intento,
el señor de la corbata Don Olvido
sucumbe todas las mañanas derrotado por
los azules y violetas del entorno de unos ojos.
(Cabe destacar que a este señor Don Olvido,
le hace falta olvidarse que es un loco distraído
por colores, brillos , y por unos ojos atraído)