Carlos Roman Ramirez

DE TERNURAS

Con perfume de su piel

 querida,

con milagros de su voz  

amada

extinguió los incendios

de mi vida,

encendió mis ternuras

apagadas.

 

Comprendí que llegaba con ojos

nocturnamente puros,

 su abemolar acarició

mi herida,

sentí entonces mi humanidad

comprometida

y junto al Dios cristiano

los Penates paganos

me conminaron a darle

abrigo seguro.

 

Y fueron su amor y el mío

en resplandor amaneciente

emigrantes

al mismo río como el agua

y la corriente.....

 

Desde entonces, entre promesas

por amor enfebrecidas

amanezco en honduras

indecibles,

ella musitando ternuras

a mi oído

y yo murmurando locuras

inaudibles.