Antonio B.
Complices
Buscan mis ojos la quietud serena de tu mirada, sueño con tus desnudos labios dibujando círculos eternos. Me recreo en la libertad de aquel aire envuelto de imaginación palpable, te hago mía sobre las sombras distantes que se cruzan, sordas y ciegas de envidias e ignorancias prohibidas.
Ruega mi sonrisa a la vida y el cielo que la cobija, por cada roce de nuestras retinas, subido a una nube tan blanca como pura, mi alma suplica por tu cuerpo y caricias.
Cómplice de mi ansiada pesadilla, me obligo a soñar, que esa mirada escondida y furtiva, es igual a la mía, a la que te hace amante del momento y el instante, la que vuela empujada de una brisa iluminada, donde finalmente, se entrelazan dos almas alimentadas de miradas.