Oigo como gotea el silencio en desoladas caravanas, en cascadas transparentes desde éstas paredes de piedra desterrada o como lluvia invisible en estas ventanas de cristales sin alas. Oigo como aturde el silencio a ésta cama sin cifras, como ensordece lentamente a éstas maderas forzadas a formas extrañas. Oigo, oigo como el silencio invade los tronos del alfabeto, escucho esa guerra muda de espacios vitales. Oigo como caen las voces como luces finitas, como callan las cosas que tocan mis manos y las que transitan debajo de mis pies como himnos subterráneos. Oigo el silencio que tu boca provoca como una tormenta sin viento, oigo como la plata abandona la frente de la luna haciéndola menguar. Es en la vendimia de tu silencio donde los días son labriegos sinceros.
LRL
17-9-2012