Soplaba celeste brisa
del ancho y azul eterno.
Áureas pinceladas teñían
el colosal techo del terriblemente amado
Dios.
¿Porqué nos ocultas el brillo con tu
almidonada sábana?
¿Porque no permites que nos toque
la luz de tu creación?
De pronto
el sol,
radiante se mostró.
Calor.
Amor?
Sí... Amor.
...
"Celeste Colibrí,
acaso te escapas tú de mí?
"Imposible hecho
el que me dices a mí,
si a tí yo no me acerco,
es que por amor me voy a morir.
¡Ay Mariposa!
Intocable y admirable,
deliciosa y graciosa,
que lo es sabiendo
y que no fingiendo
jugando coqueta
tu travieso juego,
de ser inocente
inocente siendo."
( Mariposa se sonrojó,
de ser bicolor acabó,
y colorida terminó.)
"Ay Colibrí amigo
sé que eres compañero querido,
por eso las tristezas que cargo
te las cuento y no sé si te embargo
también a ti de tristeza
pero es que, hasta he perdido la vergüenza
y no sé si quizás también la esperanza."
"¿Qué pesar atormenta tu sensible interior?"
"Un latente recuerdo
de un lugar lejano,
que no está en el mas allá
ni en el más acá tampoco,
y atormenta día a día
mi corazón enamorado;
y la Rosa que me anida
poco a poco se marchita
sin aparente razón."
"Más mal no debes ya sentirte,
que conozco el motivo que aflige tu ser,
que tengo yo una misión,
y ahora mismo te lo he de hacer saber
no por nada celeste es mi color
y es que por allá,
en lo infinito,
que no alcanza ni imaginación,
ahí, desde lo alto, me mandó el buen Dios,
a aliviar las penas,
y las alegrías avivar,
de aquellos que recuerdan su antiguo hogar,
pues no te sientas mal ahora
que pronto conocerás
la manera de llegar
a ese no olvidado lugar
que nunca se debió dejar."
"Y cómo he de regresar?"
"Bueno pues..."
Soplaba celeste brisa
del ancho y azul eterno.
Áureas pinceladas teñían
el colosal techo del terriblemente amado
Dios.
...
Y presentí.
Y sonreí.