Este tejer de atípicas puntadas fraseadas, palabreadas que desgajan saberes, pesares, libertades
que se arrinconan libres en los ojos, cerebros, estómagos y corazones de anatómicos sentires
Este crisol intimidable, inexpugnable de ganas de no ser perseguido por un capital, ni borrado por una mano web, ni crucificado acusado de mesías.
Este escribir de agrícolas recuerdos, de izquierdas inquietude
s e inconformes justicias es el retrato de pueblos libertarios, de indígenas sabios por no ir a la escuela blanca, esa que asesinó miles niños sin quitarles la vida o viceversa, que esperanzan una posible adultez para una suerte de fugitiva libertad en los lienzos insignos de poesía, entre pinceladas accidentales de sustantivos, sumergiendo en la paleta dictante y canónica su inquietud, su política de todos, su amor comunal.
Este cifrado de realidades (e ilusiones cosidas con realidades) nutrido de hermanos de letras perseguidos, dormidos otros en la cima obnubilada, intransigentes muchos de que la frase se siembre, que su bosquejos de manos cosechen, que sean herramienta de horadar realidades, perfumar corrupciones, trastocar minorías, ahijar mayorías, trabajar no emplear.
¿Cómo ser bucólico cuando famélico anda gran mundo? ¿Cómo ser blanquinegro cuando de rojo se visten suelos infantiles por ansioso norte? ¿Cómo ser pendejo de acciones y ricos de palabras? ¿Por qué libar grandes encuentros en cuartos pequeños y no en calles sedientas?
¿Cómo ser mudo, cuando el pueblo ya habla y hace? ¿Cómo perseguir ángeles celestiales, cuando estas enterrado con ellos? ¿Cómo no ir a la academia de tus profanados originarios a aprender tu salvación?
Por eso tejer de atípicas puntadas fraseadas, palabreadas que desgajan saberes, pesares, libertades