Cuentos, regalos, dones, canción,
decisiones, tonalidades, meses y la luna bien alta,
hechizos, peticiones, el rey...
Sectores dominados por un alfil,
pensamientos divisados desde la torre,
conjuros vociferados en secreto por la reina...
Necios los nombres que sin retirarse de la lista,
se ennegrecen y se pierden en las noches que son de melancolía,
se adelgazan en un papel cuadriculado,
las sumas y las restas, los días y las tardes, una operación más...
Los monstruos se animan a cargar,
las piezas son palabras, tal vez de un peón,
el galope incierto de ciertos corceles
maltrata el tablero que lleno de vida, corta los minutos,
fuga un segundo, los momentos se acaban, finaliza el diez en uno...
Las horas en todo el limbo, una pequeña mirada,
el estanque especula los años desquiciados,
se reflejan los ánimos,
las culpas, el deseo, la sed y el hambre,
¿quién entonces iniciará en la frente límpida,
las memorias brutales que sin inicios ni finales,
reivindican al sol no visto?...
En el pasadizo lleno de sombras monstruosas,
casi al final,
una tímida luz se enfrenta,
se aferra y quiere salir,
la hija de los reyes canta para no dormir más...