Después de recibir un beso
y después, al salir de su efecto,
sigue perdurando el sabor:
intacto, perfecto, suave, ileso.
Después de recibir un beso
y recordar el tiempo por serlo,
la seda de la boca es fragor:
retumba como lluvia del cielo.
Después de recibir un beso
y suponer no hay más de ello,
como una semilla y su flor
crecen sin esperar de nuevo.
Después de recibir un beso
y luego, al seguir con esto,
la magia de amarnos los dos
hizo de besarnos su templo.