Aceitamos las manecillas,
cada minuto es tenido en cuenta.
Sin tiempo para perder,
¿En que espiral damos vuelta?
¿Donde quedó ese libro
que saboreábamos en la siesta?
¿O el caminar sin rumbo,
con el solo propósito de hacerlo?
Recuerdos de tardes sin apuros,
se pierden en la lejanía,
agobiados por las agujas,
dan al tiempo imagen de tiranía.
La nueva era trae,
tiempo sin tiempos,
que sin piedad nos roba
ese espacio al esparcimiento...