El señor de las garrafas
nunca hubiera imaginado
que le haría una poesía
por haberse atravesado
en la reunión de poetas
más linda que he presenciado,
llena de abrazos
de amigos estimados.
El señor de las garrafas,
tal vez un poco avergonzado,
se cruzó entre los versos
de alguien que estaba cantando
arrancando las sonrisas
de los que estábamos mirando,
comentando lo oportuno
y gracioso de aquel cambio.
Y quizás al pasar
con la garrafa al hombro
habrá visto hermanar
las edades y el asombro
en un brindis de cerveza
que encerraba casi todo,
en los libros y en las voces
con los más diversos tonos.
Y tal vez al pasar
sintió el mismo escalofrío
de alegría contenida
cuando uno ve a sus amigos
o el calor de las miradas
inundando como un río
los rincones de las almas
cuando se sienten unidos.
Quizás al pasar
habrá reído para adentro
o pensado "estos locos!"
"nunca faltan los bohemios!",
o sorprendido al contemplar
las caras de un mundo nuevo,
o tal vez simplemente
pasó y no vio nada de esto.
El señor de las garrafas
nunca hubiera imaginado
que fue más que un simple cruce
y encima, empoemado!
que por un par de garrafas
ahora es un recuerdo grato
de poetas que felices
se juntaron por un rato.