Siento que he vivido, y aún recuerdo que no he vivido nada, en la vida que se pierde de entre los dedos para ser cenizas de un papel que se va quemando con el tiempo...
Sabes... una vez me gusto reír...,
dibujar con el rostro algo
que quizás no lo entendiste
pero, dibuje una expresión
que pensé sería eterna
pero como ves el tiempo
aún tiene ese tipo de arte
de borrar todo lo que alguna vez...,
fue una interpretación perfecta
derramada por ecos perdidos
allá lejos donde acabaste
con lo que quedo de mi voz
con tu boca muda y ausente...
Sabes..., me gusto atraparte con mis gestos
adueñarme de todo detalle
que dejabas cuando más despeinabas
las cosas simples de la vida
como
esa vez
cuando
caíste
para hacer volar mis cabellos
en el charco de nuestras lágrimas,
y no digas que de nuevo estoy
con mis aburridas metáforas
de cuando te conocí
allí cerca desde donde me mirabas
en el preámbulo de una composición muerta
entre la acentuación de un pecho de madera
cuando más cercenaba el carbono
entre el oxigeno aparentemente
deshaciéndose en las raíces
de nuestros cuerpos
al firme y tácito sueño
de sabernos reencontrándonos una vez más
así como cuanto te conocí
y te regale la mirada
y tan causal; me regalaste un adiós
crispado de mar...
(Lluvia que cae al fondo de un verso onírico
en la eternidad de un poema suicida-psiquis)
para enseñarme a dibujar la muerte
a través de los ecos mudos de la soledad...