Descansando en el silencio,
tus ojos miran fijamente.
Sopesando la soledad,
tu alma finje reluciente
las alegrias que el amor
ha negado sabiamente.
Con la voluntad esquiva
y la mente retorcida,
revives en un beso
las multiples salidas
que tu soledad marca
como una vereda herida.
Ten paciencia, iré por tí,
cuando sea el momento,
cuando tu impetú joven,
se nutra con el tiempo,
de mas besos, mas soles,
mas amor, amor infinito,
como el que ahora siento.