Y amándote estoy, amor y me verbena
al recordar los besos que en tu boca quedan
siendo mi alma un cause
que se anega…
Tu nombre lo bendigo vida mía
(le repito a diario…)
Apenándome entonces la amargura
que mis acciones quizás o mal carácter
dejaron caídas tus pupilas
y el rojo carmesí que hay en tus labios
disipase su color
-así me angustio-
Amándote prosigo mi camino
me remoto a cada instante, a cada esquina,
donde paseamos juntos, ¡y no puedo
contener el llanto de mis ojos!
Porque no hay un pétalo
ni un rayo de sol
ni una llovizna…,
ni una sábana tibia
ni una almohada -en donde no estés tú-
En donde no esté yo
amándote vida mía.
…
Es apenas septiembre y me desplomo
dejándome caer sobre tu ausencia,
y es inútil corazón ¡te adoro!
Por eso posponiendo los recuerdos
pienso en el hoy que mata mis adentros;
por eso bendigo tu nombre –que no grito-
Sé que soy de la hoguera más que llama
el leño que arde y no se apaga.
Amándote estoy, por siempre y para siempre
pues mi amor no se acaba ni se olvida
pues este amor me dejaste…¡Alma mía!
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Sergio Jacobo “elpoetairreverente”