De tu ayer, de ese pasado
que fueron en mi tus brazos,
un aire de nostalgia fresca
recorre, a mi vida, su paso.
De lo que fue así amarnos
sin principio, final ni trazo;
tan solo un mundo de fiesta
pues tu dorso no es cadalso.
De sentirte, al decir te amo,
a sentir besando tus labios;
¡cuánto placer que encierra
cada vez tu néctar me hago!
De tenerme sin prisa, calmo,
al amarte cual fe que abrazo;
la vida fue y es en tu prueba
sin lisonja, el mayor halago.