Dame la oportunidad de cabalgar el cristalino de tus ojos
y hacer germinar el amor en el mismo lugar donde se instaló la más grande tristeza,
dame chance para adherirme a tus poros a tiempo completo,
entre las ramas del árbol de la soledad, amigo de las hojas secas.
Dame chance de instalar un puerto cercano a tu boca,
escribiendo maravillas sobre la relación de tu cuerpo y tus cosquillas,
dame la oportunidad de dibujar con las manos abiertas
y escarbar la luna descubriendo tu callada fortuna.
Dame un tiempo para contagiarte con mi tiempo
y así, sin más, ni más; amarte todo el tiempo,
dame tu mano para enseñarte a pintar un corazón,
con la transparencia que emana de las acuarelas de tu alma.
Dame la oportunidad de refrescarme en el manantial de tu cuerpo,
soslayando la nostalgia para adentrarla al paso de tus huellas,
dame las coordenadas del lado mas hondo de tu lago,
para medirlo con lo que siento e invadir tus sentimientos.
Ricardo Felipe
Un soñador sin mucha estirpe