Se desliza entre las aguas,
silenciosa y misteriosa;
la luna mudo testigo,
de su deambular.
El silencio de la noche,
su acompañante,
en el dolor de su agonía,
nada calma su crepitar.
Cual alma en pena se dibuja,
entre vestido desgarrado,
por los riscos inmutables,
que lastiman sus pies al andar.
Lastimoso se escucha el murmullo,
que el viento esparce como lamento;
cual anima desvaneciendo,
entre las sombras cadavéricas, del mas grotesco símbolo del terror.
Suspira en un ultimo animo de vivir,
mas su desvanecida alma se pierde,
en el fondo del mar,
y hoy sólo el lúgubre aullido de su penar,
se escucha en noches de luna,
en donde un día como enajenada su vida trunco.
¡Silenciosa en noches de luna,
aparece el anima danzando entre las olas del mar!
¡En danza eterna con su amado que jamás llego