CARLOS ALBERTO BADARACCO

RETAZOS DEL TIEMPO

FRACASOS

 

Caminaba yo por las calles atosigado

con mis recuerdos, ensimismado,

pateando las penas hacia adelante

evocaciones hirientes, puñales clavados

que me enseñaron a sufrir en mi pasado.

Faena, desventura y los fracasos.

Eran momentos de delirio, acompasados

ardiendo en mi venas, en mi torrente.

Allí estaban las heridas de la vida

entregando miserias, infortunios.

 

En mis sueños no existían imposibles

sin embargo en mi existencia se mostraron,

tan sublimes como los hierros retorcidos

de una larga desventura entre tinieblas

Se desataron las noches y los días

como poniéndoles afrentas a lo admisible .

Fue amor o deseo.

aquel sinsabor pleno de la nostalgia

se enciende a cada instante sin albedrío.

 

CARLOS A. BADARACCO

20/9/12

(DERECHOS RESERVADOS)

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MI OSCURA HABITACIÓN

Aquellas ventanas me entregaban su luz.

En furtivos rayos danzarines se albergaba

todo un mundo hermético y febril.

 

Los oscuros rincones de mi alcoba percibían

la tímida luminiscencia de la alborada.

Como un distante toque de fantasía

se lanzaban sin quebrantos aquellos tientes de esplendor.

Mi cuarto pequeño renacía en plena oscuridad,

como renacen las llamas lentamente sin claridad.

 

Una sala como cualquiera, un aposento sin calor,

donde las penas se concentran, y desatan vacilación.

Fluctuación. Un reluciente sentido de insensatez.

 

CARLOS A. BADARACCO

20/9/12

(DERECHOS RESERVADOS)

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UN MISTERIO SIN NOMBRE.

 

Esta tierra mía, tiene un secreto escondido

Un enemigo oculto que no puedo precisar,

Está en cada reflejo adquirido, en la noche

Y en el día lo busco, con la esperanza de ser

Hay un recóndito juego que sublima al destino

 

Está contenido en su gente, en su aire vigente

Eternizado y presente cebando su amargo sabor;

Es una tierra que vive destinos sin nombre...

Sin alusión a su historia, arremete fugaz.

No hay siquiera un indicio que me lleve a su esencia

Prisionero enemigo que distiende su voz;

Pero estoy suspendido en este juego de penas,

Y amo más a mi tierra a pesar del enigma

que resuena en mi alma como una noche en tinieblas.

 

Cuando me llegue el momento y se acabe mi luz,

Cuando se cierren mis ojos y el fulgor se disipe

Quedará en mi esencia ese amor que me cegó.

 

CARLOS A. BADARACCO

20/9/12

(DERECHOS RESERVADOS)