Siempre tengo que pedirte algo.
Tal vez me estoy acostumbrando
demasiado... a mendigarte amor.
Ese amor que ayer tuvimos,
y hoy ya no existe.
Ayer... digo ayer...
En realidad ya ha pasado
un largo tiempo.
El destino me está convirtiendo
en un mendigo.
Preferiría pedir
pan para alimentarme.
Pero no, tengo que pedirte amor.
Me lo diste, y me lo arrebaste.
Así, súbitamente. De golpe.
Despiadadamente.
Así es. No tuviste
piedad conmigo.
Y pensar... que tanto
nos hemos amado...
Hay situaciones nuestras
que no comprendo.
En este momento
solo soy un ser errante.
Si me vieras... hasta yo
me siento exteriormente distinto.
Unas veces me sentí distinto
porque fui feliz,
tú me diste esa felicidad.
Ahora, mi alma se siente destrozada.
Mi corazón destrozado.
Mi cuerpo destrozado...
Debo decirte... ¿por qué no decirte
cómo me siento ante tu ausencia?
¿ Debe darme vergüenza?
¿Decirte que lloro tu ausencia
debe darme vergüenza?...
No... ni siquiera me importa
que puedas sonreírte...
Te conozco. Me diste VIDA.
Y ahora, tu ausencia,
me está matando.
La VIDA ya no me importa.
Nada me importa.
Ni siquiera los posibles.
Me siento... en una tremenda
soledad. Una interna tristeza,
que me desgarra la existencia.
¿Sabes por qué?
Porque siempre me ilusioné
con la idea de que tú
siempre conmigo estarías...
sin embargo... ellos,
los tuyos, tu gente, tu familia,
tus padres, tus hermanos...
te indujeron a separarte de mí...
porque soy un pobre hombre...
No estoy a la altura de tu status...
Tú, una niña rica,
enamorada de un joven pobre...
No supiste luchar por nuestro amor.
No supiste defenderlo..
No supiste protegerme...
y yo, pobre guachito...
nada pude hacer para poder
retenerte a mi lado.
Mendigarte amor...
con humildad, con entereza,
con desesperación...
Lloro tu ausencia, sí...
Mis ojos están empañados
con mis lágrimas...
por tu ausencia...
que según tú,
ha sido la definitiva.
Entonces, inconsciente yo...
¿pidiéndote amor estoy?
¡ Amor! ¡Oh mi bella novia ausente!...
Tan lejos te has ido
y aquí yo, llorándote
como un niño... que le han
arrebatado su más precioso ser...
a ti, mujer de mi vida...
¿Cómo no he podido yo
evitar este daño?
¡ Qué crueldad de parte
de ellos y tuya también!...
No me amabas lo suficiente,
para poder quedarte conmigo...
¡ Y yo no luché por retenerte!
¡ Cuánto me arrepiento!
¿Me querías, verdad?
¡ Entonces por qué aceptaste
te separaran de mi lado!
Mi alma está vencida.
Mi vida está vacía...
Ya nada me importa...
Porque sin ti nada tengo.
¿ Reemplazar tu amor por otro amor?
Oh, si pudiera... si pudiera...
¡Dios! ¡ Mándamela de nuevo a mi lado!
¡Estoy desesperado!
Desamparado...
Sin voluntad... yaciente...
indiferente... nada tiene
importancia para mí...
tal vez, solo la muerte...
Oh, no... no puede ser...
¿Y si volvieses a mí?
¿ Me permites decirte que te quiero?
¿Me permites decirte que te amo
más que a mi propia vida?
Desde lejos, acepta mis palabras, amor...
Lejos... ¿ qué tan lejos?
Ni siquiera sé ahora dónde estás...
¡Me arrebataron tu amor!...
¡Malditos! ¡Devuélvanmela! ¡Es mía!
Es mía... mía también esta locura
de creer en lo imposible...
¿Por qué este nuestro destino?
¿Por qué este nuestro final?
Tú lejos, no sé dónde... y yo aquí...
espantosamente solo, aquí...
frente al mar...
Las olas... esas aguas cambiantes de tonos...
marrón, grises, verde, blanco...
su atrapante espuma...
su sonido...
¡Basta mar!...¡Me destrozas los oídos!...
Dame calma Dios... calma mi alma...
¡Solo quiero llorar!...
Quiero hacerte competencia mar...
Tú tienes aguas...yo tengo lágrimas...
de ausencia, de soledad...
soy un mendigo de amor,
un amor que no volverá...
Ya es tarde... ella se fue...
y yo solo quedé...
quisiera mis lágrimas contener...
¡Dios de las alturas, sostenme en tus brazos...
no quiero cometer...
la locura de desaparecer!...
Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto - 21/09/21012)