A Raquel Olvera
I
Manecillas de rosa
Bordaron nuestro tiempo
Con seda de luz
y cordón de plata.
II
Incineraste tus máscaras
Al asomo de mis velas en el mar.
Cedí las mías a los muertos
Y besé tu playa blanca.
Tenías la frente de nostalgia;
Flor sin flores,
Y una boca de ayer sin nombre.
Recorriste la plazuela de mis ojos
Con tu cuerpo de fandango
E hiciste con tus labios bengalas
al festejar la noche;
Yo canté risas
Que escribiste más tarde entre tus piernas.
Echaste mi escama al río.
La certeza era un árbol dando leche y miel
Y mi pecho un manzano.
Bebí de tus venas, hoja a hoja.
E hiciste de oro
lo que sufrí de barro
E hiciste de agua
Lo que lloré de fuego.
Cercano al desvelo del presagio
Dibujaste una fuente de jade en mi asombro
Metiste mis manos
Temblor a temblor
mientras caían
las últimas fragancias de la rosa,