En un instante sagrado
con un compañero al lado,
me tento con un pitillo.
En la primera pitada,
me sentí como en un altillo,
desde donde caí al suelo
de la inconciencia segura,
pués estaba viendo
muchas hermosuras,
a todo mí alrededor.
Así con mucho estupor
me estaban saliendo alitas
y...me fuí volando,
entre la risa y el llanto.
Si no hubiese cantado tanto
hoy no estaría tan ronco.
por eso mejor tomo,
para andar entre algodones
porque al caerse uno sabe
quedaran solo moretones.