Jpellicer

Cerrando puertas al miedo

 

Es el miedo, sima donde se pierde el alma,

el que llama robando la luz del instante

dejando –maldita estela- violada por Fobo la ilusión;

es el silencio profundo

que en los surcos de la tristeza

va sembrando ecos de despedida,

rasguñando la entrañas

llevándose con él la última sonrisa;

es el llamado final, el ocaso infinito,

la incierta verdad hecha presente,

es la causa del adiós

 y el abominado motivo que me empuja

despiadado a perderme.

 

Es el miedo que atenaza y amenaza,

que destruye sin mirar… sin estar;

el que escapa entre dientes apretados

y puños cerrados acaso protegiendo

la última esperanza;

el que enfrenta al hombre con su historia

y la cambia, vomitando sobre ella

trozos de momentos ensangrentados de indiferencia,

abrazos que atravesaron conciencias,

y amores que sólo bebieron en la fuente

de lo que nunca fue.

 

Es el miedo el mayor enemigo,

el que roba la verdad cambiando el camino

haciéndose noche en mitad del día

y día en mitad de la noche;

el que deja confundida la palabra vida

vistiéndola de muerte;

el que está ocupando la sombra

enlodando de grises los colores;

el que va frenando los impulsos de la reconciliación

construyendo los muros que nos separan;

es el miedo,  el que tanto daño hace

y tanto teme en su perversa arrogancia

envuelta de grandeza.

 

Es el mismo miedo, que muere de miedo

ante una mirada clara y una sonrisa abierta,

el que busca confundido la salida

cuando el hombre, en único y definitivo gesto,

abre, en eterno compromiso, la puerta del corazón.

 

©jpellicer