Mi piel oscura me recuerda a Otelo
pero yo no tengo una Desdémona,
ni a un Yago cruel y subrepticio;
no tengo a un Casio víctima del vicio
y fantasmal martirio del desprecio.
Y es que sin temor alguno me imagino
cautivar la diosa que hace juego con mi abrigo,
que del invierno álgido y mohoso
me hace invernar igual que un oso.
No es una fábula Shakespeareana
este amor que siento por la bella Ana,
ni ha surgido silente e improviso
los nobles sentimiento de un sumiso.
Pero Ana sabiendo que estoy en “paro”
me desprecia y prefiere a Rodrigo,
un vendedor ambulante y raro
que en el mercado vende..., chorizos.
Tan indigna profesión mi ser repugna
Pues tal producto sube el colesterol malo,
Produciendo en mi tubo digestivo pugna
Y raros retorcijones que no me calo.
Allá mi bella Ana que
en el jardín tienes manzanas;
para curar las disenterías
y otros males peculiares,
que se manifiestan seculares
como pedos alboréales
y un sin fin de molestias
que me avientan de aquellos lares.
¿Qué hacer, entonces, con este amor locario
que no aguanta y se muestra subrepticio?
¿He de irme sin querer a un fatal hospicio?
O ¿volver con Ana loco y temerario?
¡Piedad! os ruego para este pobre negro
que sin haber comido queso manchego,
está sin duda en alto y locuaz peligro
que se consume enmarañado sin ser gallego.
Y si he de renunciar fatalmente
al amor que Ana me prodiga,
lo haré teniendo mala suerte
pero salvado de lo que otros digan.
Ana y Leo en fatal romance
Se rinden procurando el día,
cuando en duro y crucial lance
Ella se entregue y yo me ría.
Theo Corona
PD:
Esta Ana y Leo metidos siempre en tremendo p... , lío