Nos amamos una tarde de septiembre
Y en idioma de brisas, cantaba el ramaje
Una eterna canción sobre aquel instante:
Fugacidad tengan!
Fogosidad fría!
Es vuestro este minuto y su esencia de arena
Las bellas memorias que adoran guardarse las
Vidas
El rayo dorado marcando hasta siempre el ánima
Fugacidad ardiente y fuego propio, sean
No olviden
Olvidarse, en tersa y sabia despedida..
Comprendiase yo, aquel idioma elevado
Por pura abstracción de los enamorados
Creí tiernamente que la primavera
Nos celebrara, como inmensos brillos del paisaje..
Más, la cancion se apodero de mi cielo
Y era una advertencia que el viento regaba
Hacia locas pasiones al grado desvelo
Hacia furias de amor, degradando a imprescindibles..
No sé cómo, pero solo logre enfadarme
Con el bosque y su atrevimiento, que al parecer
Tenía la absurda idea,
De que a aquello le faltaba suelo
Y hasta que iba a desaparecer;
Como mágico desliz de invierno
Que éramos ambos, niños blancos
Como blanco el papel, el sueño..
Esa noche estiramos, crujimos, cuando debíamos irnos
Antes, la luna esta vez, enviábame, en verso:
Te espero en otoños cuerdos, cuando ella te deje mío..
Te espero en otoños lerdos, cuando me recuerdes ella..
Te espero cuando esperes, cuando no te encuentres
Ay! cuando pierdas...