En una ciudad donde transita la gente
rozándose los hombros por la abundancia de ellos;
había convocado a una reunion un gran gerente,
hombres elegantes, de bien peinados cabellos.
Los trajes que lucían eran de la marca Bottega Veneta,
y sus zapatos de diferentes medida,
y aunque llevaban una vida muy inquieta,
se ve que disfrutaban de la vida.
Eran abogados, hombres de dinero,
que para tener algo,solo decían,”quiero”.
La puerta del lugar daba la calle,
y una lluvia abundante mojaba a los de afuera;
y mientras afinaban un detalle...
¡Se abrió la puerta y entró una lismonera!
La silueta se dibujó como se dibuja una figura en la arena,
se veía una mujer chorreando agua a través de ropas desgarradas.
en su rostro había algo muy obvio:¡Una gran pena!
con sus sandalias viejas,desgastadas.
Fue y sentose en una esquina y todo sucedió en un instante;
todos voltearon a mirar con desagrado
pues era una reunión muy importate;
todos,excepto uno,un noble abogado.
Se puso de pie y dijo:¡"Señores,
Quiero presentarles al amor de mis amores;
La mujer que ustedes ven no es cualquier cosa,
Esa mujer... es mi esposa"!
Autor:Bernardo Arzate.