Al dejarme sin tu amor, mis penas son incesantes,
Los días serán muy tristes, causado por el desplante;
Que ha mi vida quita brillo dejándola muy opaca,
Porque con tu ausencia iguala, a la tierra sin su sol.
Y a la falta de un amor, de esos que al alma se aferran,
Es mejor perder la vida, que ni sienta ni padezca;
Como hoy me siento yo, que el cielo se me cae encima,
Mientras tú quizás te rías, al ver que sufro tu adiós.
Pero nada, yo comprendo, que hay mujeres con valor,
Y hombres con mucho honor, que el sentimiento le acecha;
Tú gozaras, te aprovechas, mientras de nostalgia muero;
Pero ese Dios que esta en el cielo, te dará una recompensa.
Eso te aseguro yo sin tener que maldecirte,
Te amé mucho, más te quise, sin atajos ni medidas;
Y tú con tu maldad escondida heriste mi corazón,
Peor que cayendo un niño en la jaula de un león.
Se feliz, te lo deseo, quien duda ya en algún regazo,
Tu cuerpo entregues a otros brazos, que sentirán tu calor,
Ten cuidado que mi nombre, no te brote de esa boca,
Recordando aquellas horas, que te colmé de pasión.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita