Bienvenida al otoño
El otoño, silencioso,
se ha colado por la puerta
y sin que nadie lo advierta,
con paso parsimonioso,
con sus vientos y lluvioso.
Ese viento que despoja
al árbol de toda su hoja,
y que le incita al letargo
ante un invierno muy largo.
Aunque suene a paradoja
con este clima cambiante
ya no hay nieves en invierno
y el verano es un infierno,
ya no nos hiela el semblante
las heladas, ni un instante.
Sube la temperatura
solo por nuestra locura
por querer domar la tierra,
por declararla la guerra,
por llenarla de basura
por contaminar sus mares,
por hacer irrespirable
su aire tan indispensable.
Y es que en todos los lugares,
de manera muy dispares
estamos contaminando
y nuestros bosques menguando,
no pensamos que algún día
será la tierra baldía
pues lo estamos propiciando.
© Eduardo González Cuartango
22/09/2012