En un pequeño suspiro,
mil palabras dices,
la suavidad de tu piel,
ese brillo de tus ojos.
Quieta, chiquilla, quieta,
que tu seno y coseno
hacen elevar mi tangente,
apreciando esas curvas.
Curvas perfectas,
mirada esmeralda,
ardor en el pecho,
que quiero ser un caballero.
Todas tus curvas
hacen que en un instante,
mi unica curva,
sea una recta.
Perlas que son canívales,
las marcas de una dulce piel,
el deseo bajo puntos brillantes,
la luz que ilumina a un licántropo.
Tus mejillas sonrosadas,
el ardor de mi piel,
esas cuevas y
su maldito tesoro.
Quiero ser pirata,
no por el oro ni la plata,
si no por el tesoro que entierras,
al final de esas tierras.
La llama del fiel,
la mirada ardiente,
la felicidad absoluta,
ese instante de vago placer.
La respiracion tranquila,
como deseo acelerartela,
el silencio del cuarto,
me gustaria llenarlo de ruido.
Duermes plácida,
la razón carga el corazón,
tu me provocas el alma,
el alma, el corazon y algo mas.
Encanto, eres una delicia,
mas mi paciencia se acaba,
y las verdes praderas llaman,
no en susurros sino a voces.
La perfeccion de tus ojos,
la maravilla de tus besos,
la marea que sube,
el ardor me subleva.
El ronroneo del cuerpo,
la arañita recorre tu piel,
las esmeraldas de tus ojos me miran,
la sonrisa de tus labios.
Estoy encandilado, mujer,
que tus pasos me pierden,
tus sonrisas me sonrojan
y tus gestos me encienden.