El frágil murmullo del viento
susurra tu nombre en letanías,
rompiendo el silencio; requebrándose
en el tiempo y la suave brisa
abraza la nostalgia de sueños rotos.
Efímeros aromas,
que vienen de la nada;
con rojas pinceladas que
adornan el paisaje,
en noches cortas y amargas.
Sin cantos ni violines,
sin boca que besar, el frío
despertar corroe cada
parte de mi piel; sintiendo
como mueren las hojas al caer.
En grises madrugadas,
despierta en mi la melancolía;
sintiéndote lejano en mis
sueños, con lunas tenues,
protegiéndome de helados vientos
y que anuncian soledad
en el próximo frío invierno.
Fueron muchas despedidas,
e incesantes regresos,
hasta que tu ultimo adiós
me sacudió; matando la ilusión
que aun había en mi.
Y trato de huir de las Lúgubres
heladas de este otoño,
que se ha encargado de cubrir
con nubes grises el ultimo
suspiro de amor por ti;
mientras mi corazón deja de latir
como las hojas que yacen muertas
y que siguen cayendo mientras
se acaba nuestra historia.