... Y en la quietud de una noche, llegar a casa pensando que perdiendo se gana, dando alguien su brazo a torcer por amor y ver tristemente que todo continúa igual que ayer de silencio en el cuarto con la luz apagada ...
syglesias
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NO me MIRES con una DAGA en tu MIRADA:
No me mires con una daga en tu mirada, porque hieres de muerte lenta a mi corazón, desangrándolo del dolor de olvido que comienzo a observar en tus hermosos ojos verdes, tornándose en tristes grises como es el mar de invierno, opacando la luz clara y sincera reflejada por mi alma al mirar con amor los tuyos...
Tuyos se han hecho el rencor de día al verme, como el odio en la noche al sentirme llegar a casa, cuando fingiendo dormir profundamente te consigo cobijada de pies a cabeza, como remarcando a manera de recordatorio la barrera invisible que limítrofemente hablando ha demarcado todos estos años el territorio a la cama para nuestros cuerpos...
Cuerpos que en verdad están sufriendo, sin saber que se le va hacer, para tirando la primera piedra del deseo, romper las cadenas que han atado quietas nuestras manos debajo de las sábanas, para que libres al fin, poder aliviar con caricias prohibidas la resequedad habida durante tanto tiempo por espacio perdido de desamor, sobre la piel agradecidamente cautiva...
Cautiva, es la mente de aquel ser, que nunca aprendió primero a saber escuchar antes de pretender ser siempre escuchado, lo que el otro en un momento dado de la vida en pareja deba decirle, para así haber logrado evaluar los errores que nos han distanciado de continuar teniendo hoy en los brazos a ese ser amado que con llanto de almohada desvela nuestros sueños, por no haber aplicado jamás juntos lo aprendido.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 23092012 01:30 PM.