Hay un hombre,
que camina despacio a mi lado,
me toma de la mano
y me aferra a su costado.
Ese hombre,
carga en sus hombros mis pesares,
unge de aceite mi cuerpo,
y despierta tempestades.
Es un hombre,
que transita en la ternura
cuando sus palmas urgentes
van trepando mi columna.
Este hombre,
viste mi alma en la entrega,
cuando enredados sin tiempo
vamos soltando cadenas.
Es mi hombre,
en sus ojos yo me miro,
en su pecho me refugio
Y en su cuerpo cobro vida.