Colmadas de trozos de poesía,
amarillentas y yertas hojas de pergamino,
páginas y páginas de nimias letras,
frases en abandono muriendo sin razón.
Sobrantes palabras heridas de soledad,
desbalagados y fallidos caracteres,
residuos de prosas raídas de amnesia,
ínfimas oraciones queriendo subsistir,
partículas de odas relegadas al olvido
y agonizante hojarasca de garabatos,
aletargan en inmaduros escritos,
cual erratas cartas y malogrados recados;
la frustrada gramática sigue empolvándose,
y los extintos signos yacen en el intento de un libro.
Las ininteligibles rimas, gritan inconclusos sonetos
llenos de mendrugos de sentimientos y de amor,
que se diluyen como los poemas que nunca existieron,
entre tanta migaja de soledad y vacío,
y entre pedazos de cielos claros y azules,
de anónimos paisajes escondidos en la tinta,
de desperdiciados mares que no se usaron,
de átomos de auras incandescentes,
de rastrojos de ocasos moribundos,
de cenizas de noches eternas,
de rescoldos de silenciosos crepúsculos,
de minúsculos haces de rutilante luz,
de chispas de plateadas lunas,
de desvanecidos segmentos de horizontes lejanos
y de gotas de magia y pellizcos de fantasía,
en fin, de tantos deshilachados versos
que se fraccionaron en despojos exiguos,
condenados a permanecer diseminados o amontonados,
pues aparentaban no tener sustancia
ni razón de existir, con algún propósito,
ya que sólo parecían,
fragmentos abandonados de olvidada poesía.
e.g.